Todos tenemos el potencial de crear e innovar. El punto de partida del proceso siempre es identificar un desafío, reflexionar sobre una necesidad y proponer una solución original.
Basados en un espíritu innovador, se invita a los participantes a observar críticamente el mundo que los rodea, cuestionar el statu quo e imaginar nuevas formas de hacer las cosas de forma diferente y mejor. Esta es la esencia de una verdadera mentalidad creativa: una actitud activa, creativa y constructiva ante los problemas.
Innovar es más que tener una buena idea: es dar el primer paso para convertir algo en realidad.